Niveles más altos de luz en la noche generan en las personas una sensación mayor de seguridad al caminar por las calles, o transitar por avenidas y autopistas sin sensación de riesgo, lo que aumenta el tiempo de actividad física nocturna y fomenta el incremento de las interacciones sociales, mejorando así el bienestar físico y mental de las personas e incrementando el sentido de pertenencia de la comunidad.